PRIMERA
LEY DE LA SUSTITUCIÓN
Esta
ley dice que la única manera de librarse de cierto pensamiento es
sustituirlo por otro. No se puede descartar directamente un
pensamiento. Sólo puede substituírselo por otro. En el plano físico no
ocurre así, se puede dejar caer un libro o una piedra abriendo
sencillamente la mano y soltando el objeto, pero en el
pensamiento, ese recurso no funciona. Si quiere suprimir un pensamiento
negativo, la única forma de conseguirlo consiste en pensar en algo
positivo y constructivo, es como si, digamos, para dejar caer un lápiz,
fuera necesario poner una pluma, un libro o una piedra en su mano
cuando el lápiz caiga.
... Cuando lo invaden pensamientos negativos, no los combata, sino piense en algo positivo. ... a veces los pensamientos negativos parecen asediarlo con tanta fuerza que no puede superarlos,
eso se llama un acceso de depresión, o de preocupación, o tal vez, un
arranque de cólera. En ese caso, lo mejor es buscar a alguien con quien
hablar de cualquier tema o distraerse, ir al cine o al teatro, o leer
un libro interesante, una buena novela una biografía, o una crónica de
viajes o algo así. Si se pone a combatir la marea negativa, lo que
obtendrá, probablemente, será
incrementarla.
Preste
atención a algo muy distinto, negándose resueltamente a pensar en la
dificultad o a recrearla y, más tarde, después que se haya alejado
completamente del problema, puede regresar con confianza y afrontarlo
mediante un tratamiento espiritual.
"Pero yo os digo: No resistais al que es malo".
Mateo 5:39
SEGUNDA
LA LEY DE LA RELAJACIÓN
En
todo trabajo mental, el esfuerzo se derrota a si mismo. Mientras más
esfuerzo realice, menos resultados obtendrá. Esto, es
lo opuesto a lo que encontramos en el plano físico, pero no nos
sorprende porque en muchos casos , las leyes de la mente son el reverso
de las de la materia.
En
el plano físico, generalmente, mientras más esfuerzo se realiza, mayor
es el resultado. Mientras más fuerza se aplica a un taladro, más rápido
se logra un agujero, mientras con mayor fuerza se martilla un clavo,
más rápidamente penetrará la pared. ... Exáctamente lo contrario ocurre
con el pensamiento.
Cualquier
intento de presión mental está destinado de antemano al fracaso porque
en el momento en que comienza la tensión, la mente deja de funcionar
con creatividad y se limita a trabajar
según el viejo molde habitual. Cuando uno trata de forzar las cosas
mentalmente, cuando uno trata de apresurarse mentalmente,
sencillamente detiene su poder creador. Para que la mente vuelva a ser
creativa, hay que suprimir su tensión mediante un relajamiento
consciente.
En todo trabajo mental, sea relajado, apacible y no se apresure, pues el esfuerzo se derrota a sí mismo.
"La quietud y la confianza serán vuestra fuerza"
Isaías 30:15
TERCERA
LEY DE LA ACTIVIDAD SUBCONSCIENTE
No bien el subconsciente acepta cualquier idea, de inmediato trata de llevarla cabo.
Utiliza
todos sus recursos (que son mucho mayores de lo que se suele suponer)
para ese fin. Utiliza todo ápice de conocimiento que uno haya
acumulado, la mayor parte del cual se ha olvidado por completo, para
conseguir su propósito. Moviliza los numerosos poderes mentales que uno
posee, la mayoría de los cuales uno nunca emplea conscientemente.
Aprovecha la energía ilimitada de la mente. Alinea todas las leyes de
la naturaleza a medida que éstas operan tanto dentro como fuera de
usted para obtener lo que persigue.
A
veces consigue inmediatamente su objetivo. A veces le toma un poco más
de tiempo; otras veces, mucho tiempo, dependiendo de las dificultades
que haya que superar. Pero si el objetivo no es completamente imposible, el subconsciente lo logrará, una vez que acepte la idea.
La
ley se cumple tanto con las ideas buenas como con las malas. Esta ley,
cuando se utiliza negativamente, provoca enfermedades, problemas y
fracasos; cuando se utiliza positivamente, genera salud, libertad y
éxito .... la armonía es inevitable cuando nuestros pensamientos son
positivos, constructivos y generosos.
Lo
único que hay que hacer pues, es conseguir que el subconsciente acepte
la idea que queremos reproducir, y las leyes de la naturaleza harán el
resto: producirán el cuerpo sano, las circunstancias armoniosas, la
carrera exitosa. Nosotros damos las órdenes; el subconsciente hace el
trabajo.
CUARTA
LA LEY DE LA PRÁCTICA
La
práctica
conduce a la perfección. Ese familiar proverbio encierra una de las
grandes leyes de la naturaleza humana, la cual - como es una ley -
nunca, bajo ninguna circunstancia, se viola.
Para
ser hábil en cualquier campo, es preciso practicar. Sencillamente, no
hay logro sin práctica, y mientras más se practique, siempre que se
haga inteligentemente, mayor será la pericia y más pronto se la
obtendrá. Esto se cumple en el estudio de la música, de un idioma,
cuando se aprende a nadar, a patinar, a esquiar o a volar. Se cumple en
todo aspecto imaginable de la actividad humana. La práctica es el
precio de la pericia.
En
la vida comercial, y en cualquier clase de administración o dirección,
la experiencia es la forma que adquiere la práctica; una vez más es la
práctica la que conduce a la perfección. De ahí que, si otros aspectos
son
iguales, se suele escoger a una persona mayor para puestos de
responsabilidad, y no a una persona más joven.
En la metafísica los efectos de esta ley, son particularmente impresionantes.
El control del pensamiento es por completo cuestión de práctica
inteligente.... Pero observen que he dicho práctica inteligente. Forzar
algo con violencia no es práctica inteligente, al igual que no lo es la
lentitud monótona.
La
práctica es el secreto del logro. Podemos parodiar a Dantón y decir:
¡Práctica...! ¡Y más práctica...! ¡Y todavía más práctica!.
"Poned la palabra en práctica, y no os contentéis sólo con oirla"
Santiago
1:22
QUINTA
LOS DOS FACTORES
Todo pensamiento está integrado por dos factores: el conocimiento y el sentimiento.
Un pensamiento está integrado por una porción de conocimiento con una
carga de sentimiento y es solo el sentimiento el que da poder al
pensamiento. Por importante o magnífico que sea el contenido de
conocimiento, si no está vinculado a un sentimiento, no pasará nada.
Por otra parte, por poco importante o insignificante que sea el
contenido del conocimiento, si hay una carga de sentimiento, algo
pasará.
En la naturaleza, el pájaro simboliza esta ley natural. Un pájaro tiene dos alas, ni más ni menos, y las dos deben
funcionar para que pueda volar.
No
importa que el contenido de conocimiento sea correcto o no, mientras
uno crea que es correcto, recuerde que lo que importa es lo que creemos
de verdad. Un informe sobre algo puede ser muy inexacto, pero
si usted lo cree, tiene el mismo efecto sobre usted que si fuera
cierto; y ese efecto, una vez más, dependerá de la cantidad de
sentimiento que contenga.
Cuando
comprendemos esta Ley advertimos la importancia de aceptar sólo la
Verdad concerniente a la vida en toda la fase de nuestra experiencia.
No hay duda de que por eso Jesucristo dijo: "Conoced la Verdad, y la Verdad os hará libres."
Ahora comprendemos por qué los sentimientos negativos (el miedo, la
crítica, etc.) son tan destructivos y por que una sensación de paz y de
buena voluntad
constituye un enorme poder de curación.
SEXTA
AQUELLO EN LO QUE UNO PIENSA, CRECE
Aquello
en lo que uno piensa, crece. Esta es una máxima oriental, y resume las
mayores y más fundamentales de todas las Leyes de la Mente.
Aquello en lo que uno piensa, crece. Cualquier cosa a la que usted de acceso en su mente, se magnifica en su vida.
El sujeto de su pensamiento puede ser bueno o malo; la ley funciona y
la condición crece. Cualquier asunto que usted mantenga fuera de su
mente, puede reducirse en su vida, pues lo que no se usa, se atrofia.
Mientras
más
piensa en su indigestión o en su reuma, más se agravarán esos males.
Mientras más piense que usted está sano, que está bien, mejor estará su
organismo. Mientras más piense en las carencias, los malos tiempos,
etc.., peor andarán sus negocios; y mientras más piense en la
prosperidad, la abundancia y el éxito, dará a su vida una proporción
mayor de esos bienes.
Mientras
más piense en sus cuitas, o en las injusticias que ha sufrido, más
pruebas de ese tipo seguirá recibiendo; y mientras más piense en la
buena suerte que ha tenido, más buena suerte recibirá.
Esta
es la Ley Mental básica, fundamental, que lo abarca todo. En realidad
toda enseñanza psicológica y metafísica no es mucho más que un
comentario sobre esta Ley.
Aquello en lo que uno
piensa, crece.
Filipenses 4:8
SÉPTIMA
LA LEY DEL PERDÓN
Es
una ley mental inquebrantable que uno tiene que perdonar a otros si
quiere superar las dificultades y lograr un verdadero progreso
espiritual.
Quizá
la importancia vital del perdón no sea obvia a primera visita, pero
puede estar seguro de que no es simple coincidencia que todo gran
maestro espiritual, comenzando por Jesucristo, haya insistido tan
enérgicamente en el perdón. Debe perdonar las injurias, pero no sólo de
palabra o como una cuestión formal, sino sinceramente de corazón; así
es. Usted no
perdonará por el bien de otra persona, sino por su propio bien. Para
esa persona el perdón no significará gran cosa (a menos que fije una
serie de valores a partir del perdón), pero para usted tendrá una gran
significación. El resentimiento, la condena, la ira, el deseo de ver a
alguien castigado son cosas que corrompen su alma por muy astutamente
que usted disimule esos sentimientos, como esas cosas tienen un
contenido emocional más vigoroso de lo que cualquiera sospecharía le
afianzan sus problemas, los remachan. Lo encadenan a muchos otros
problemas que en realidad no tienen nada que ver con los agravios
originales.
Perdonar
no significa que usted deba simpatizar con el delincuente o que quiera
conocerlo, sino que usted debe desearle el bien. Usted, por supuesto,
no debe permitir imposiciones o malos tratos; debe librar sus propias
batallas, y librarlas con oraciones, justicia y buena voluntad
no importa que usted pueda olvidar la injurias o no, aunque si usted
deja de pensar en ellas, probablemente las olvide pero debe perdonar.
|