.
pero nunca fármacos que puedan resolver una dolencia. Eso no es
rentable, no interesa. La medicina actual está concebida para que la
gente permanezca enferma el mayor tiempo posible y compre fármacos; si
es posible, toda la vida.
UN SISTEMA DE ENFERMEDAD
-Infiero que ésa es la razón de que en su libro se refiera al sistema sanitario como "sistema de enfermedad".
-Efectivamente. El llamado sistema sanitario es en realidad un sistema
de enfermedad. Se practica una medicina de la enfermedad y no de la
salud. Una medicina que sólo reconoce la existencia del cuerpo físico y
no tiene en cuenta ni el espíritu, ni la mente, ni las emociones. Y que
además trata sólo el síntoma y no la causa del problema. Se trata de un
sistema que mantiene al paciente en la ignorancia y la dependencia, y
al que se estimula para que consuma fármacos de todo tipo.
-Se supone que el sistema sanitario está al servicio de las personas...
-Está al servicio de quien le saca provecho: la industria farmacéutica.
De manera oficial -puramente ilusoria- el sistema está al servicio del
paciente pero, oficiosamente, en la realidad, el sistema está a las
órdenes de la industria que es la que mueve los hilos y mantiene el
sistema de enfermedad en su propio beneficio. Se trata, en suma, de una
auténtica mafia médica, de un sistema que crea enfermedades y mata por
dinero y por poder.
-¿Y qué papel juega el médico en esa mafia?
-El médico es -muchas veces de forma inconsciente, es verdad- la correa
de transmisión de la gran industria. Durante los 5 a 10 años que pasa
en la Facultad de Medicina el sistema se encarga de inculcarle unos
determinados conocimientos y de cerrarle los ojos a otras
posibilidades. Posteriormente, en los hospitales y congresos médicos,
se les refuerza en la idea de que la función del médico es curar y
salvar vidas, de que la enfermedad y la muerte son fracasos que debe
evitar a toda costa y de que la enseñanza recibida es la única válida.
Además se les enseña que el médico no debe implicarse emocionalmente y
que es un "dios" de la salud. De ahí que incluso exista caza de brujas
entre los propios profesionales de la medicina. La medicina oficial, la
"científica", no puede permitir que existan otras formas de curar que
no sean serviles al sistema.
-El sistema, en efecto, pretende hacer creer que la única medicina
válida es la llamada "medicina científica", la que usted aprendió y de
la que ha renegado. Precisamente en el mismo número en que va a
aparecer su entrevista publicamos un artículo al respecto.
-La medicina científica está enormemente limitada porque se basa en la
física materialista de Newton: tal efecto obedece a tal causa. Y, por
ende, tal síntoma precede a tal enfermedad y requiere tal tratamiento.
Se trata de una medicina que además sólo reconoce lo que se ve, se toca
o se mide y niega toda conexión entre las emociones, el pensamiento, la
conciencia y el estado de salud del físico. Y cuando se la importuna
con algún problema de ese tipo le cuelga la etiqueta de "enfermedad
psicosomática" al paciente y le envía a casa tras recetarle pastillas
para los nervios.
-Es decir, que a su juicio la medicina convencional sólo se ocupa de hacer desaparecer los síntomas.
-Salvo en lo que a cirugía se refiere, los antibióticos y algunas pocas
cosas más, como los modernos medios de diagnóstico, sí. Da la impresión
de curar pero no cura. Simplemente elimina la manifestación del
problema en el cuerpo físico pero éste, tarde o temprano, resurge.
-A su juicio, pues, dan mejor resultado las llamadas medicinas suaves o no agresivas.
-Son una mejor opción porque tratan al paciente de forma holística y le
ayudan a sanar... pero tampoco curan. Mire, cualquiera de las llamadas
medicinas alternativas constituyen una buena ayuda pero son sólo eso:
complementos. Porque el verdadero médico es uno mismo. Y cuando uno es
consciente de su soberanía sobre la salud deja de necesitar terapeutas.
El enfermo es el único que puede curarse. Nadie puede hacerlo en su
lugar. La autosanación es la única medicina que cura. La cuestión es
que el sistema trabaja para que olvidemos nuestra condición de seres
soberanos y nos convirtamos en seres sumisos y dependientes. En
nuestras manos está pues romper esa esclavitud.
-Y, en su opinión, ¿por qué las autoridades políticas, médicas,
mediáticas y económicas lo permiten? ¿Por qué los gobiernos no acaban
con este sistema de enfermedad, costosísimo por otra parte?
-A ese respecto tengo tres hipótesis. La primera es que quizás no saben
que todo esto está pasando... pero es difícil de aceptar porque la
información está a su alcance desde hace muchos años y en los últimos
veinte años son ya varias las publicaciones que han denunciado la
corrupción del sistema y la conspiración existente. La segunda
hipótesis es que no pueden acabar con ello... pero también resulta
difícil de creer porque los gobiernos tienen el suficiente poder.
-Y la tercera, supongo, es que no quieren acabar con el sistema.
-Pues lo cierto es que, eliminadas las otras dos hipótesis, ésa parece
la más plausible. Y si un Gobierno se niega a acabar con un sistema que
arruina y mata a sus ciudadanos es porque forma parte de él, porque
forma parte de la mafia.
LA MAFIA MÉDICA
-¿Quiénes integran, a su juicio, la "mafia médica"?
-A diferentes escalas y con distintas implicaciones, por supuesto, la
industria farmacéutica, las autoridades políticas, los grandes
laboratorios, los hospitales, las compañías aseguradoras, las Agencias
del Medicamento, los colegios de médicos, los propios médicos, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) -el Ministerio de Sanidad de la
ONU- y, por supuesto, el gobierno mundial en la sombra del dinero.
-Tenemos entendido que para usted la Organización Mundial de la Salud es "la mafia de las mafias".
-Así es. Esa organización está completamente controlada por el dinero.
La OMS es la organización que establece, en nombre de la salud, la
"política de enfermedad" en todos los países. Todo el mundo tiene que
obedecer ciegamente las directrices de la OMS. No hay escapatoria. De
hecho, desde 1977, con la Declaración de Alma ATA, nadie puede escapar
de su control.
-¿En qué consiste esa declaración?
-Se trata de una declaración que da a la OMS los medios para establecer
los criterios y normas internacionales de práctica médica. Se desposeyó
así a los países de su soberanía en materia de salud para transferirla
a un gobierno mundial no elegido cuyo "ministerio de salud" es la OMS.
Desde entonces "derecho a la salud" significa "derecho a la
medicación". Así es como se han impuesto las vacunas y los medicamentos
a toda la población del globo.
-Una labor que no se cuestiona.
-Claro, porque, ¿quién va a osar dudar de las buenas intenciones de la
Organización Mundial de la Salud? Sin embargo, hay que preguntarse
quién controla a su vez esa organización a través de la ONU: el poder
económico.
-¿Cree que ni siquiera las organizaciones humanitarias escapan a ese control?
-Por supuesto que no. Las organizaciones humanitarias también dependen
de la ONU, es decir, del dinero de las subvenciones. Y, por tanto, sus
actividades están igualmente controladas. Organizaciones como Médicos
sin fronteras creen que sirven altruistamente a la gente pero en
realidad sirven al dinero.
-Una mafia sumamente poderosa...
-Omnipotente, diría yo. Ha eliminado toda competencia. Hoy día a los
investigadores se les "orienta". Los disidentes son encarcelados,
maniatados y reducidos al silencio. A los terapeutas "alternativos" se
les tilda de locos, se les retira la licencia o se les encarcela
también. Los productos alternativos rentables han caído igualmente en
manos de las multinacionales gracias a las normativas de la OMS y a las
patentes de la Organización Mundial del Comercio. Las autoridades y sus
medios de comunicación social se ocupan de alimentar entre la población
el miedo a la enfermedad, a la vejez y a la muerte. De hecho, la
obsesión por vivir más o, simplemente, por sobrevivir ha hecho
prosperar incluso el tráfico internacional de órganos, sangre y
embriones humanos. Y en muchas clínicas de fertilización en realidad se
"fabrican" multitud de embriones que luego se almacenan para ser
utilizados en cosmética, en tratamientos rejuvenecedores, etc. Eso sin
contar con que se irradian los alimentos, se modifican los genes, el
agua está contaminada, el aire envenenado..
.
Es más, los niños reciben absurdamente hasta 35 vacunas antes de ir a
la escuela. Y así, cada miembro de la familia tiene ya su pastillita:
el padre, la Viagra; la madre, el Prozac; el niño, el Ritalin.
Y todo esto, ¿para qué? Porque el resultado es conocido: los costes
sanitarios suben y suben pero la gente sigue enfermando y muriendo
igual.
LAS AUTORIDADES MIENTEN
-Lo que usted explica del sistema sanitario imperante es una realidad
que cada vez más gente empieza a conocer pero nos han sorprendido
algunas de sus afirmaciones respecto a lo que define como "las tres
grandes mentiras de las autoridades políticas y sanitarias".
..
-Pues lo reitero: las autoridades mienten cuando dicen que las vacunas
nos protegen, mienten cuando dicen que el sida es contagioso y mienten
cuando dicen que el cáncer es un misterio.
-Bien, hablemos de ello aunque ya le adelanto que en la revista no
compartimos algunos de sus puntos de vista. Si le parece, podemos
empezar hablando de las vacunas. A nuestro juicio, afirmar que ninguna
vacuna es útil no se sostiene. Otra cosa, que sí compartimos, es que
algunas son ineficaces y otras inútiles; a veces, hasta peligrosas.
-Pues yo mantengo todas mis afirmaciones. La única inmunidad auténtica
es la natural y ésa la desarrolla el 90% de la población antes de los
15 años. Es más, las vacunas artificiales cortocircuitan por completo
el desarrollo de las primeras defensas del organismo.
Y que las vacunas tienen riesgos es algo muy evidente; a pesar de lo
cual se oculta. Por ejemplo, una vacuna puede provocar la misma
enfermedad para la que se pone. ¿Por qué no se advierte? También se
oculta que la persona vacunada puede transmitir la enfermedad aunque no
esté enferma. Asimismo, no se dice que la vacuna puede sensibilizar a
la persona frente a la enfermedad. Aunque lo más grave es que se oculte
la inutilidad constatada de ciertas vacunas.
-¿A cuáles se refiere?
-Pues a las de enfermedades como la tuberculosis y el tétanos (vacunas
que no confieren ninguna inmunidad), la rubéola (de la que el 90% de
las mujeres están protegidas de modo natural), la difteria (que durante
las mayores epidemias sólo alcanzaba al 7% de los niños a pesar de lo
cual hoy se vacuna a todos), la gripe y la hepatitis B (cuyos virus se
hacen rápidamente resistentes a los anticuerpos de las vacunas).
-¿Y hasta qué punto pueden ser también peligrosas?
-Las innumerables complicaciones que causan las vacunas -desde
trastornos menores hasta la muerte- están suficientemente documentadas;
por ejemplo, la muerte súbita del lactante. Por eso hay ya numerosas
protestas de especialistas en la materia y son miles las demandas
judiciales que se han interpuesto contra los fabricantes. Por otra
parte, cuando se examinan las consecuencias de los programas de
vacunaciones masivas se extraen conclusiones esclarecedoras.
-Le agradecería que mencionara algunas.
-Mire, en primer lugar las vacunas son caras y le suponen a los estados
un gasto de miles de millones de dólares al año. Por tanto, el único
beneficio evidente y seguro de las vacunas... es el que obtiene la
industria. Además, la vacunación estimula el sistema inmune pero,
repetida la vacunación, el sistema se agota. Por tanto, la vacuna
repetida puede hacer, por ejemplo, estallar el "sida silencioso" y
garantizar un "mercado de la enfermedad" perpetuamente floreciente.
Más datos: la vacunación incita a la dependencia médica y refuerza la
creencia de que nuestro sistema inmune es ineficaz. Aunque lo más
horrible es que la vacunación facilita los genocidios selectivos pues
permite liquidar a personas de cierta raza, de cierto grupo, de cierta
región... Sirve como experimentació
n
para probar nuevos productos sobre un amplio muestrario de la población
y es un arma biológica potentísima al servicio de la guerra biológica
porque permite intervenir en el patrimonio genético hereditario de
quien se quiera.
-Bueno, es evidente que hay muchas cosas de las que se puede hacer un
buen o mal uso pero eso depende de la voluntad e intención de quien las
utiliza. Bien, hablemos si le parece de la segunda "gran mentira" de
las autoridades: usted afirma que el sida no es contagioso. Y perdone,
pero así como el resto de sus afirmaciones en este ámbito nos han
parecido razonadas y razonables no hemos visto que argumente esa
afirmación.
-Yo afirmo que la teoría de que el único causante del Sida es el VIH o
Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida es falsa. Ésa es la gran
mentira. La verdad es que tener el VIH no implica necesariamente
desarrollar sida. Porque el sida no es sino una etiqueta que se
"coloca" a un estado de salud al que dan lugar numerosas patologías
cuando el sistema inmune está bajo. Y niego que tener sida equivalga a
muerte segura. Pero, claro, esa verdad no interesa. Las autoridades nos
imponen a la fuerza la idea de que el sida es una enfermedad causada
por un solo virus a pesar de que el propio Luc Montagnier, del
Instituto Pasteur, co-descubridor oficial del VIH en 1983, reconoció ya
en 1990 que el VIH no es suficiente por sí solo para causar el sida.
Otra evidencia es el hecho de que hay numerosos casos de sida sin virus
VIH y numerosos casos de virus VIH sin sida (seropositivos)
.
Por otro lado, aún no se ha conseguido demostrar que el virus VIH cause
el sida, lo cual es una regla científica elemental para establecer una
relación causa-efecto entre dos factores. Lo que sí se sabe, sin
embargo, es que el VIH es un retrovirus inofensivo que sólo se activa
cuando el sistema inmune está debilitado.
-Por cierto, usted afirma en su libro que el VIH fue creado artificialmente en un laboratorio.
..
-Sí. Investigaciones de eminentes médicos indican que el VIH fue creado
mientras se hacían ensayos de vacunación contra la hepatitis B en
grupos de homosexuales. Y todo indica que el continente africano fue
contaminado del mismo modo durante campañas de vacunación contra la
viruela. Claro que otros investigadores van más lejos aún y afirman que
el virus del sida fue cultivado como arma biológica y después
deliberadamente propagado mediante la vacunación de grupos de población
que se querían exterminar.
-También observamos que ataca duramente la utilización del AZT para tratar el sida...
-Ya en el congreso sobre sida celebrado en Copenhague en mayo de 1992
los "supervivientes del sida" afirmaron que la solución entonces
propuesta por la medicina científica para combatir el VIH, el AZT, era
absolutamente ineficaz. Hoy eso está fuera de toda duda. Pues bien, yo
afirmo que se puede sobrevivir al sida... pero no al AZT. Este
medicamento es más mortal que el sida. El simple sentido común permite
entender que no es con fármacos inmunodepresores como se refuerza el
sistema inmunitario. Mire, el sida se ha convertido en otro gran
negocio. Por tanto, se promociona ampliamente combatirlo porque ello da
mucho dinero a la industria farmacéutica.
Es así de simple.
-Hablemos de la "tercera gran mentira" de las autoridades: la de que el cáncer es un misterio.
-El llamado cáncer, es decir, la masiva proliferación anómala de
células, es algo tan habitual que todos lo padecemos varias veces a lo
largo de nuestra vida. Sólo que cuando eso sucede el sistema
inmunitario actúa y destruye las células cancerígenas. El problema
surge cuando nuestro sistema inmunitario está débil y no puede
eliminarlas. Entonces el conjunto de células cancerosas acaba creciendo
y formando un tumor.
-Y es en ese momento cuando se entra en el engranaje del "sistema de enfermedad".
..
-Así es. Porque cuando se descubre un tumor se le ofrece de inmediato
al paciente, con el pretexto de ayudarle, que elija entre estas tres
posibilidades o "formas de tortura": amputarle (cirugía), quemarle
(radioterapia) o envenenarle (quimioterapia)
. Ocultándosele que hay remedios alternativos eficaces, inocuos y baratos.
Y después de cuatro décadas de "lucha intensiva" contra el cáncer,
¿cuál es la situación en los propios países industrializados? Que la
tasa de mortalidad por cáncer ha aumentado. Ese simple hecho pone en
evidencia el fracaso de su prevención y de su tratamiento. Se han
despilfarrado miles de millones de euros y tanto el número de enfermos
como de muertos sigue creciendo.
Hoy sabemos a quién beneficia esta situación. Como sabemos quién la ha
creado y quién la sostiene. En el caso de la guerra todos sabemos que
ésta beneficia sobre todo a los fabricantes y traficantes de armas.
Bueno, pues en medicina quienes se benefician son los fabricantes y
traficantes del "armamento contra el cáncer"; es decir, quienes están
detrás de la quimioterapia, la radioterapia, la cirugía y toda la
industria hospitalaria.
LA MAFIA, UNA NECESIDAD EVOLUTIVA
-Sin embargo, a pesar de todo, usted mantiene que la mafia médica es
una necesidad evolutiva de la humanidad. ¿Qué quiere decir con esa
afirmación?
-Verá, piense en un pez cómodamente instalado en su pecera. Mientras
tiene agua y comida todo está bien pero si le empieza a faltar el
alimento y el nivel del agua desciende peligrosamente el pez decidirá
saltar fuera de la pecera buscando una forma de salvarse. Bueno, pues
yo entiendo que la mafia médica nos puede empujar a dar ese salto
individualmente. Eso sí, habrá mucha gente que preferirá morir a
saltar.
-Pero para dar ese salto es preciso un nivel de conciencia determinado.
-Sí. Y yo creo que se está elevando mucho y muy rápidamente. La
información que antes se ocultaba ahora es pública: que la medicina
mata personas, que los medicamentos nos envenenan, etc. Además, el
médico alemán Ryke Geerd Hamer ha demostrado que todas las enfermedades
son psicosomáticas y las medicinas no agresivas ganan popularidad. La
mafia médica se desplomará como un castillo de naipes cuando un 5% de
la población pierda su confianza en ella. Basta que ese porcentaje de
la población mundial sea consciente de su propia divinidad. Entonces
decidirá escapar de la esclavitud a la que le tiene sometida la mafia y
el sistema actual se derrumbará. Tan sencillo como eso.
-¿Y en qué punto cree que estamos?
-Pues no sabría cuantificarlo pero pienso que probablemente en menos de
5 años todo el mundo se dará cuenta ya de que cuando va al médico va a
un especialista de la enfermedad y no a un especialista de la salud.
Dejar a un lado la llamada "medicina científica" y la seguridad que
propone para ir a un terapeuta es ya un paso importante. También lo es
perder el respeto y la obediencia ciega al médico. El gran paso es
decir no a la autoridad exterior y decir sí a nuestra autoridad
interior.
-¿Y qué es lo que nos impide romper con la autoridad exterior?
-El miedo. Tenemos miedo a no acudir al médico. Pero es el miedo, por
sí mismo, quien nos puede enfermar y matar. Nos morimos de miedo. Se
nos olvida que la naturaleza humana es divina, es decir, concebida para
comportarnos como dioses. ¿Y desde cuándo los dioses tienen miedo? Cada
vez que nos comportamos de manera diferente a la de un dios nos ponemos
enfermos. Esa es la realidad.
-¿Y qué cree que pueden hacer los medios de comunicación para contribuir a la elevación de la conciencia en esta materia?
-Informar sin intentar convencer. Decir lo que sabéis y dejar a la
gente hacer lo que quiera con la información. Porque intentar
convencerles sería imponer otra verdad y de nuevo estaríamos en otra
guerra. Se necesita sólo dar referencias. Basta decir las cosas. Luego,
la gente las escuchará si resuenan en ellos. Y si su miedo es mayor que
su amor por sí mismos dirán: "Eso es imposible". En cambio, si tienen
abierto el corazón escucharán y se cuestionarán sus convicciones. Es
entonces, en ese momento, cuando quieran más, cuando se les puede dar
más información.
Laura Jimeno Muñoz
ACTORES DE LA MAFÍA MÉDICA
Para Ghislaine Lanctôt, los actores de La mafia médica son los siguientes:
-El paciente. Es el explotado por excelencia. Cuanto más enfermo esté
mayores beneficios para la industria farmacéutica. En consecuencia, hay
que mantenerlo enfermo y medicado.
-El médico. Es el vendedor inconsciente de los productos de la
industria así como su instrumento de promoción. Las autoridades le
forman de tal manera que estará al servicio de sus fines al pie de la
letra, sin cuestionar jamás la sacrosanta verdad que se le inculca como
doctrina. Según los casos, también se le puede sobornar con privilegios
económicos, jerárquicos o ambos. En cuanto al terapeuta, simplemente es
declarado ilegal y se le elimina, o bien se le integra y se le
controla.
-Los hospitales, clínicas, laboratorios y farmacias. Son los
distribuidores del fabricante, sus cómplices. Para eso se les paga
bien. La recompensa por su buena disposición suele ser de orden
crematístico.
-La industria. Es el explotador. El Padrino del sistema sanitario, el
Gran Dictador y beneficiario de la enfermedad. Su inmenso poder oculto
hace que se le sometan todos los niveles de "autoridades"
,
ya sean del gobierno, médicas o mediáticas. Después de todo, es la
industria la que concede el acceso al poder y la notoriedad. Lo que se
pide, en contrapartida, es que nadie muerda la mano que le da de comer.
Su lema es "Cuantos más pacientes enfermos, con mayor frecuencia y
durante más tiempo, más rentabilidad"
. Todo vale para conseguirlo.
-Las autoridades. Son el usurpador. Han creado las instituciones y las
leyes para apropiarse y desposeer al paciente de sus legítimos derechos
sobre su salud. Para no despertar sospechas las autoridades se ocultan
tras un biombo: el Gobierno. Las instituciones y los seguros se sitúan
bajo su control directo o indirecto. Lo elegimos y financiamos nosotros
pero nos traiciona vendiéndonos a la industria. En realidad, el
gobierno y sus organismos ("las autoridades"
) son generalmente asalariados de la industria.
-La mafia de las mafias. El poder establecido no es sólo nacional. Por
encima del sistema sanitario de cada país hay un sistema sanitario
mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS), que dicta la
política sanitaria global a seguir por todos los gobiernos del planeta.
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