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En 1990, en la cima del interés mediático
sobre los círculos de los cultivos, la BBC y
la Nippon TV patrocinaron una vigilia de 24
horas en Bratton Castle, Wiltshire, con el
nombre de Operación Mirlo, para intentar
filmar el momento de la formación de un
círculo de la cosecha. El proyecto se
programó para que durara tres semanas,
utilizando una vigilancia constante de
veinticuatro horas, una cobertura mediática
masiva y una considerable presencia militar
gubernamental con equipamiento infrarrojo,
de visión nocturna y radar.
Sorprendentemente, se descubrió un círculo
de la cosecha apenas en el segundo día.
Colin Andrews, para entonces la principal
autoridad en el tema, fue contactado
urgentemente, pero cometió el grave error de
proclamar el suceso de ‘gran importancia’
antes incluso de que él y Delgado hubieran
visitado la formación.
En realidad, el diseño resultó ser un
fraude, y como consecuencia, la reputación
de Andrews se resintió extraordinariamente.
Se trataba de una orquestada campaña de
desprestigio que consiguió lo que se
proponía: que el público asociara los
círculos de las cosechas con bromas de
chiflados.
Pero la pregunta que entonces se planteaba
era: ¿por qué el gobierno y los medios de
comunicación invirtieron tanto dinero en
desmontar un misterio tan inocente?
En septiembre de 1991, justo un día después
de la primera conferencia internacional
sobre círculos de las cosechas en
Glastonbury, bajo el titular ‘Los hombres
que engañaron al mundo’, un periódico
sensacionalista presentó a Doug Bower y Dave
Chorley, dos hombres excéntricos de unos
sesenta años de edad, como los únicos
autores de todo el misterio de los círculos
de las cosechas, utilizando para ello -según
decían- simplemente tablas, cuerdas y una
gorra de béisbol especialmente modificada.
Lo que Bower y Chorley no llegaron a
explicar fue cómo pudieron estar en varios
lugares a la vez, creando círculos de las
cosechas en todo el mundo, y cómo su
sencillo método de tablas también podía
funcionar sobre césped, ortigas, cultivos
invernales como la remolacha o la col
rizada, bajo el agua en los arrozales como
sucedió en Japón, e incluso en las hojas de
los árboles, o sobre la fina capa de hielo
de un lago, y a 3.900 metros de altura en
las montañas nevadas de Afganistán?
Para una gran parte del público que seguía
la historia fue el final de una broma
realizada por agricultores borrachos.
Desde entonces, diversos grupos,
aparentemente de desinformación y
deliberadamente dirigidos a crear ofuscación
pública y desviar la atención de cualquier
conexión extraterrestre a los fenómenos de
los círculos de cosechas, han intentado
promover la idea de que los “círculos de las
cosechas” no son otra cosa que artefactos
humanos. Parece que estos grupos también
están “vandalizando” las formaciones, en un
esfuerzo para hacerlas parecer 'engaños’,
para minar afirmaciones de su origen
extraterrestre.
Janet Ossebaard, la investigadora horlandesa
experta en crop circles, escribe: |
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En 1998, en una entrevista concedida al
periodista Jon King, Colin Andrews
denunciaba la existencia de un complot para
eliminar a los investigadores de los
círculos. Según cuenta Andrews en esta
entrevista, en julio de 1989 recibió la
visita de una persona que dijo trabajar para
la CIA, quien le informó, entre preguntas,
insinuaciones y veladas amenazas, de que sus
colegas en la investigación iban a ser
“eliminados” del programa.
El programa de la CIA, iba a cumplirse en
dos fases. La primera, potenciaría la
difusión de la realidad del fenómeno; la
segunda, la desacreditaría bruscamente,
utilizando para ello a sus ex colegas,
antiguos promotores devenidos en desertores
o -peor aún- en detractores.
En esta entrevista Andrews reconoce haber
llegado a estar realmente aterrorizado por
la situación en la que llegó a encontrarse,
y explica el interés de la CIA en él, como
persona extraordinariamente conocida
entonces por su incesante aparición los
medios. También explica en detalle el plan
que la CIA había preparado para conseguir
sus objetivos, y que, según parece, funcionó
según lo previsto. Así como la propuesta que
le realizaron para conseguir su propia
participación…
El 19 de julio de 2002, Michael Irving,
escribe en la web Rumor Mill News:
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Según Irving, Colin "habría conseguido un
contrato con la Fundación Rockefeller", y
desde que comenzó a recibir ese sueldo,
Colin guarda silencio sobre la conexión ET
de los círculos y renunciado a todos sus
principios…
Lo cierto es que Andrews, Delgado y Meaden,
los investigadores de crop circles más
famosos del mundo, defensores de la autoría
extraterrestre de los diseños, acabaron
desapareciendo de los medios de
comunicación, y la investigación siguió
desarrollándose por otros, con discursos más
prudentes o "científicos". |