Aunque aún vistas con desconfianza,
teorías que dicen que la vida surgió fuera de la Tierra están ganando
más fuerza gracias a nuevos descubrimientos. Todos los seres vivos de
este planeta, desde la ballena azul hasta las más pequeñas bacterias,
son descendientes de un único ancestral que vivió hace más de 3,8
bilhões de años. Pero, y ese primero ser, como surgió? En 1821, el
francés Sales-Gyon de Montlivault sugirió que la vida terrestre podría
tener se desarrollado a partir de "semillas venidas de la Luna". El
alemán Herman Richter poco después amplió la idea al imaginar que
cometas y meteoritos tendrían la capacidad de actuar como un sistema de
transporte cósmico, recogiendo microorganismos flutuantes y llevándolos
para los diversos mundos. En 1908, el científico sueco Svante Arrhenius
cunhou el término panspermia, que significa "semillas por toda la
parte", para designar el concepto de que la vida en la Tierra sería en
la verdad el desdobramento de un proceso cuyos orígenes están en el
espacio. Durante años la panspermia fue vista como mera curiosidad por
los estudiosos del origen de la vida y hoy aún es considerada con
muchas reservas. En la última década, sin embargo, el avance en la
investigación espacial mostró que por lo menos el material orgánico
necesario para formar un ser vivo es abundante en el cosmos.
Sólo
en junio surgieron dos nuevas evidencias. Gracias a los datos obtenidos
por un aparato a bordo de la sonda americana Stardust, que atravesó la
cauda del cometa Wild-2, en enero, investigadores del Instituto Max
Planck anunciaron haber encontrado moléculas similares a la co-enzimas
PQQ, consideradas un requisito para la vida y encontradas en todos los
seres vivos con excepción de las arqueobactérias. Poco después fue la
vez de un equipo de científicos liderados por el alemán Uwe
Meierhenrich divulgar el descubrimiento de seis tipos de diaminoácidos
en análisis hechos en el meteorito Murchinson, que cayó en la Australia
en 1969. "Los ladrillos esenciales a la vida fueron forjados en el
espacio", dije Meierhenrich. Pero de momento tales afirmaciones aún
están lejos de disfrutar de unanimidad en la comunidad científica.
El
pasaje del cometa Halley en 1986 fue uno de los factores que llevaron
los científicos a mirar con más interés las especulaciones sobre la
posible influencia del espacio en el surgimento de la vida en la
Tierra. "Hasta entonces se pensaba que los cometas eran sólo balones de
nieve sucias", explica el astrónomo de Sri Lanka. "Los análisis del
Halley mostraron que había mucha materia orgánica en su estructura".
Wickramasinghe fue alumno de uno de los más famosos físicos del siglo
20, el inglés Fred Hoyle. Los dos comenzaron a crear sus propias ideas
sobre un posible origen cósmica para la vida a partir del estudio de la
poeira cósmica aún en la década de 70. Partiendo de los análisis de las
alteraciones sufridas por los rayos infravermelhos generados en el
centro de la Vía Láctea, ambos fueron pioneros en sugerir la existencia
de materia orgánica en nubes interestelares, hecho hoy confirmado. Hoy
Wickramasinghe cree que sean evidencias indirectas de la existencia de
bacterias. "Un tercio de todo el carbono de la Vía Láctea está bajo la
forma de materia orgánica compleja que, tanto del punto de su tamaño
cuánto por los análisis por espectrômetro, tiene características
semejantes a la bacterias", dije Wickramasinghe. "Otros 25% del carbono
de la galáxia están bajo la forma de moléculas del tipo PHA, que son
comumente consideradas como subproduto de la acción de bacterias. Hay
vida por toda la galáxia", cree.
Carona de cometa
Esas
bacterias vivirían esparcidas en la poeira cósmica de que son hechos
los sistemas planetários. "En esos casos, la primera cosa que se forma
son los cometas", dice el astrónomo. A medida que los planetas se
forman, su atracción gravitacional combinada menea con los cometas.
Algunos son jugados en el espacio profundo, otros atraídos para colidir
con las superficies planetárias. La investigación geológica muestra que
hube fases en el pasado en que la lluvia de cometas y meteoritos era
mucho más fuerte del que es hoy. "Y la investigación geológica muestra
que justamente hay 3,9 bilhões de años, cuando la vida surgió, la
Tierra pasaba por una fase en que sufría impactos frecuentes",
raciocina Wickramasinghe. La Tierra no posee más las crateras creadas
por el bombardeo de casi cuatro bilhões de años atrás para que se pueda
evaluar la frecuencia con que los cometas caían aquí. Pero la luna sí.
En 2002, el geólogo norteamericano David Kring analizó muestras de esas
crateras lunares traídas por las misiones Apollo y concluyó que, en su
mayoría, deben haber sido creadas por la acción de asteroides, y no de
cometas. El mismo, afirma él, debe haber ocurrido en la Tierra.
Alarma falsa
Aún
excluyéndose los cometas, los defensores de la panspermia apuntan otras
maneras por las cuales la vida podría llegar hasta aquí. La menos
apoyada es a que sugiere que los microorganismos serían capaces de
sobrevivir por mucho tiempo en pleno vácuo cósmico sin ninguna
protección contra la radiação y los rayos cósmicos. Una posibilidad más
aceptado es el cambio de piedras entre planetas. Esos cambios son
conocidos desde los años 80, cuando fueron identificados meteoritos
venidos de Marte. Algunos cayeron aquí hay 15 millones de años, otros
hay sólo 700 mil. El análisis de uno de ellos, el ALH84001, llevó
algunos científicos de la NASA a afirmar en 1996, hayan encontrado
fósiles de bacterias marcianas. Hoy día, sin embargo, la mayor parte de
los estudiosos piensa que los tales fósiles fueron formados por
procesos no-orgánicos.
Pero gente como el físico australiano
Paul Davies, director del Centro Australiano de Astrobiologia, cree que
la vida puede sí haber surgido primero en el planeta rojo y llegado
hasta aquí de carona en un de esos meteoritos, en la época de los
grandes impactos. "Debido a la fuerza de los impactos, es difícil que
la vida tuviera condiciones para desarrollarse en la superficie de
cualquier planeta. Pero podría desarrollarse en el subsolo. Acontece
que en aquella época el interior de la Tierra aún era caliente demás,
mientras Marte ya tenía se resfriado por ser un planeta más pequeño",
explica. Otros argumentos favorables son el hecho del planeta rojo
haber poseído agua y condiciones para el surgimento de la vida hay 4,5
bilhões de años, muy antes de la Tierra. De esta forma la vida podría
haber surgido originalmente en Marte y alcanzado un grado importante de
complexidade antes de haber llegado a la Tierra. "Sabemos que poco
después de la fase de los grandes bombardeos, la vida ya existía en la
Tierra con toda su complexidade bioquímica", dice Davies. "Sea allá
como ella haya surgido, aconteció muy rápido. Para mí eso es un indicio
de que la vida vino de fuera".
Lo quiebra-cabeza
Además
de responder donde la vida surgió, es preciso explicar cómo. Y aquí el
debate toca en cuestiones filosóficas. La visión de que reacciones
químicas aleatórias llevarían inevitablemente a la aparición de la vida
es bombardeada por Davies. "Las oportunidades de que la combinación
aleatória de la materia orgánica espacial pueda producir proteínas son
de uno en 10.400.00", dice. Él cree que la explicación puede estar en
alguna propiedad de la naturaleza que aún no descubrimos, pero que
asegura que el cosmos no es fruto del acaso. "Creo que la existencia
del universo tiene un propósito", dice. Wickramasinghe tiene una visión
aún más heterodoxa: "No creo que la vida tuvo un comienzo. Pienso que
ella siempre existió".
Pero la panspermia comporta visiones
más tradicionales. Uno de los más famosos estudiosos del origen de la
vida, el americano Stanley Miller, sugirió la existencia de un
antepasado del ADN llamado PNA (sigla en inglés para ácido peptídico
nucléico). Los di-aminoácidos que Meierhenrich encontró en el meteorito
Murchinson son exactamente el tipo de molécula que podría haber formado
el PNA. "Nuestro descubrimiento es una pequeña pieza en un
quiebra-cabeza, pero se encaja perfectamente en nuestras teorías sobre
el origen molecular de la vida", dice el alemán. Él sugiere una
secuencia: los di-aminoácidos son formados en el espacio por la
radiação interestelar. Después son traídos a la Tierra donde entran en
contacto con el agua. A partir de ahí se combinan y forman una especie
primitiva de código genético, conocida como PNA. El PNA lleva a la
formación del RNA, del ADN y de la primera célula.
Fascinante,
pero... Por más que se acumulen indicios sobre la abundancia de la
materia orgánica en cometas y en el espacio, y por más instigantes que
sean las ideas que sugieren un origen cósmica para la vida, la lista de
preguntas en abierto continúa grande. Por ejemplo, se existieron seres
vivos en Marte, por qué aún no encontramos señales inequívocos? Si la
vida existe por todo el Universo, donde están las demás civilizaciones
inteligentes? "Ninguno de los experimentos en Marte buscó por vida en
los locales más adecuados, que quedan debajo de la superficie", cree
Davies. "El ideal es traer muestras para examinar en la Tierra. La
búsqueda por vida inteligente extraterrestre aún es muy reciente. ES
pronto para llegar a cualquier respuesta definitiva”, pondera
Wickramasinghe. Pues es esa necesidad de más investigaciones,
reconocida por los propios adeptos de esas teorías, que, de momento,
mantiene la panespermia con el status de "idea interesante, pero muy
especulativa" que disfruta dentro de la comunidad científica.
Autor: Vicente Chagas
Traducido por Paulo R. Poian, en traductor Online.
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