Este
capítulo trató sobre el calentamiento global del planeta y la
destrucción de la naturaleza, causadas por el hombre.
Ha sido un capítulo mucho más predecible y menos novedoso, respecto a
lo que representaron los anteriores, pero sigue siendo imprescindible
pues nos estamos jugando la supervivencia de la raza humana.
A principio de los 90, cuando Greenpeace y WWF llamaban la atención
sobre el calentamiento global debido a la emisión de gases de efecto
invernadero, los supuestos expertos en el tema de la ONU, se reían.
Pero en el 2003, por fin, tuvieron que reconocer que existía una
relación “maligna” entre la actuación humana y el cambio climático.
Las pruebas del cambio climático ya son evidentes hasta para los que no
las quieren ver. Se ven imágenes y salen expertos explicando que el
hielo del Ártico y de la Antártida, está desapareciendo. En sitios
determinados, donde hace treinta años, se obtenían muestras de hielo de
tres metros de profundidad, ahora son de uno con siete metros. Desde
1976, la cubierta de hielo ártico ha disminuído en un 6 %. Los
glaciares están retrocediendo, y se desprenden icebergs cada vez
mayores. Se ha detectado uno, que se está desprendiendo, de 11000 km2.
El permafrost (capa de tierra helada ), que forma el suelo de gran
parte de Siberia, se está descongelando. La consecuencia es que se
tienen que abandonar pueblos enteros porque se están cayendo todas las
construcciones al fallarles los cimientos por hundirse el suelo.
Y el deshielo de las zonas ártica y antártica, llevará a un aumento del
nivel del mar, con cambios en el clima, en las zonas posibles para la
agricultura, etc. No olvidemos tampoco los grandes asentamientos
humanos en las zonas costeras, que desaparecerían irremediablemente.
El pueblo inuit (esquimal), hace mucho tiempo que ve esto, que observa
que cada vez suben más arriba los vientos cálidos, que tienen menos
frío y hielo. A la vez, las ballenas, y demás cetáceos, al ser el
último eslabón de su cadena alimentaria, concentran todos los
contaminantes y metales pesados, siendo peligroso para ellos mismos y
para los seres humanos. Las madres inuit saben que no los pueden comer,
pues su leche sale contaminada, lo que es perjudicial para sus hijos.
En 2002, China y el centro de Europa, entre otros, padecieron unas
enormes inundaciones que motivó, la muerte y desaparición de muchos
seres humanos e incalculables daños materiales.
En 2003, la ola de calor que asoló Europa, motivó la muerte de 30000
personas.
En 2004, el tsunami del sudeste asiático, se llevó a cientos de miles
de personas. Después el Katrina, y decenas de huracanes, tifones,
tsunamis, terremotos, desprendimientos de tierras, sequías, olas de
frío, de calor, etc, etc han asolado la tierra entera.
¿Quién es el responsable último de estos desastres naturales? El ser
humano, que desde la revolución industrial, ha quemado tanto petróleo y
combustibles fósiles que ha inundado la atmósfera de gases de efecto
invernadero.
Y al final todo apunta a los países ricos, sobre todo EEUU, que consume
el 31% del petróleo mundial. Sí, han leído bien, casi la tercera parte
del petróleo mundial, lo derrocha este país. Un efecto sobreañadido, es
que EEUU sólo produce un 17% en su territorio, con lo que lo que falta
ha de obtenerlo en otros países, generando guerras, golpes de estado,
sangre y dolor para el resto del mundo.
Los economistas creen que el crecimiento siempre es bueno, pero se han
olvidado de que la Tierra tiene un límite, y lo están sobrepasando.
Estamos prácticamente en el punto de no retorno. Las responsables
últimas son las grandes corporaciones económicas, que controlan
gobiernos y países a su antojo, y para las que solo importa el
beneficio a cortísimo plazo. Esta estrategia de funcionamiento de los
humanos es incompatible actualmente con la vida. Puede que llegue un
momento en que la vida nos eche a un lado, para poder seguir. La Tierra
tiene 4500 millones de años. No somos nada en su devenir histórico, y
puede expulsarnos de su ser como si fuéramos piojos indeseables.
Pero las medidas habría que estar tomándolas ya, y se está haciendo muy
poco. Los psicópatas que gobiernan el mundo solo entienden de su propio
beneficio ahora. Ni siquiera les importa lo que les pase a sus hijos,
¿cómo se van a preocupar por los nuestros? Es bien conocido por los
expertos en psicopatía(1) que una de sus características es que viven
en el ahora. Son incapaces de aprender del pasado, e incapaces de
imaginar el fururo al que pueden llevarles sus acciones.
Y de los políticos poco se puede esperar, pues su horizonte es los
cuatro o cinco años hasta las siguientes elecciones. ¡No van a trabajar
para dejarles las cosas bien hechas a los que sigan!
Y la publicidad incitadora al consumismo atroz y salvaje, y los medios
de desinformación, que como su nombre dice solo desinforman por cuenta
de los poderosos que son sus propietarios, atontan a los seres humanos
supuestamente normales, que prefieren pensar en su trabajo, su fútbol,
su tele y esas cosillas, antes que quitarse la venda de los ojos, y ver
que vamos hacia el precipicio.
La pérdida de biodiversidad (el 45% de especies vivas), la
contaminación del agua, la tierra, la atmósfera, la contaminación
electromagnética, y la radioactiva auguran un negro futuro para los
hijos de Adán y Eva. Vamos camino de la sexta gran extinción
planetaria, y esta vez, nos incluirá a nosotros. |