Leer
hoy en todos los medios historias sobre un ministro cazador, otro que
desearía no serlo y un montón de inmundicias similares es desolador.
Siento que las cosas se acaban y nadie se da cuenta. Las dimensiones de
lo que se nos viene encima son espantosas y todo sigue un curso
completamente ridículo. He sabido, y no detallaré porque no soy un
suicida, de decenas de sucesos financieros que ya han prescrito y que
pocos conocen, innumerables batallas subterráneas que ningún periodista
se ha dignado a investigar y hechos que hablan de guerras complejas en
los altos hornos de la economía completamente ocultos a la opinión
pública. Sin embargo aquí nada parece cambiar. Técnicamente estamos
viviendo un principio de “corralito” y nadie parece darse por aludido.
Intenten retirar, si los tienen, 20.000 euros hoy mismo de sus cuentas
corrientes. La respuesta será que “debería de haber avisado”. Puede
ser. Inténtelo con 10.000. Les dirán algo parecido y empezará a ser
sospechoso. La mayoría de pagos aceptados vía cash para gestión líquida
están limitados a valores inferiores a los 6.000 euros diarios. Pero,
procuren hacer lo mismo utilizando plataformas telemáticas. La negativa
será rotunda. Si usted quiere mover 100.000 euros de su cuenta, y hay
que ser iluso para tener ese capital hoy en día en una entidad
determinada, no podrá hacerlo en uno solo día a menos que disponga de
“transfer” oficial de la entidad o género de “uso advertido”.
Esta
situación de insolvencia bancaria se irá estrechando hasta llegar a un
colapso a mediados de 2010. Algunas cajas y bancos ya no provisionan
como dicen hacer. Saben que no tiene sentido. Es el momento de guardar
dinero en cajas fuertes, es momento de reducir el consumo al máximo y
liquidar lo ineficiente definitivamente. Cojan su dinero y guárdenlo
donde puedan, dispongan de él en fondos de entidades solventes que no
son las que están pensando por su volumen y tamaño, adviertan a los
suyos de que vienen tiempos muy difíciles y que aceptarlo rápidamente
será un valor fundamental para sufrir menos que otros. Mientras los
negocios generen beneficios hay que trabajar al máximo, pronto también
se detendrán. La parada técnica de la economía no es una posibilidad,
es una evidencia a medio plazo. Los que nos movemos en este mundo ya no
ponemos en duda la argentinización de nuestro sistema financiero, ni se
plantea si va a haber o no “corralito”, la duda es cuando.
El
gobierno español es incapaz de sostener sus propias afirmaciones. El
fondo de garantía de 100.000 euros recién estrenado es menos real que
un billete de 7,20 euros. El Estado sabe que una quiebra oficial de una
entidad bancaria en España supondría la insolvencia definitiva del país
pues es imposible cubrir los fondos depositados de ninguna caja media
española y, ni por asomo, la de ningún banco o caja de gran volumen.
Esa fallida de una caja manchega está siendo ocultada con ingentes
inyecciones de liquidez diaria para no evidenciar y publicar su
situación. Lo cual obligaría al uso de ese fondo de garantía y que a su
vez evidenciaría la quiebra del Estado por no poder afrontarlo. Para
evitarlo, ese líquido pretende retrasar la retirada de fondos por
alarma y a su vez “obligar” a otras cajas a comerse el marrón, retrasar
el asunto y esperar que San Pedro nos bendiga a todos.
Es
evidente que nuestro dinero ya no es dinero, es una sonrisa en una
cartilla bancaria, un señuelo. El déficit aumenta y con él la locura.
Zapatero sigue anunciando medidas de soporte, de garantía a una tensión
social cada vez más cercana, y lo pretende pagar con deuda pública.
Pero es cuestión de tiempo, pero España será expulsada del euro. La
prepotencia de hacernos ricos a costa de los fondos de cohesión lo
vamos a pagar caro. Salir de compras y adquirir empresas francesas,
británicas, alemanas e italianas con el dinero que ellos nos dejaron en
su día es indecente y la indecencia es punible, tarde o temprano. En
nuestro caso temprano. España vivirá en la precariedad social por culpa
de la indigencia intelectual de sus gobernantes, todos, los unos y los
otros.
Las promesas del ejecutivo deberían de explotar en las
caras de sus señorías cada mañana cuando se asean. Más de dos millones
de españoles ya no tienen soporte económico alguno. De momento se
refleja en las colas de los auspicios y comedores sociales. El BMW que
nadie quiere comprar, parado por falta de combustible, es el último
monumento a la desfachatez de la clase media engañada por un sistema de
barro, una clase media que ahora pretende comer un plato caliente junto
a indigentes y alcohólicos. Vagabundos de toda la vida junto a
neoindigentes de VISA cancelada. ¿No me creen? Paseen un poco.
España
entrará en depresión acuciante a final de este año. Recopilen dinero
fresco y ténganlo a mano. No es alarmismo, son consejos reales. No lo
retrasen pensando, ya lo haré cuando toque. No tendrán tiempo. No
trabajen ninguna operación a plazos superiores a los 12 meses. Nadie
puede garantizar eso. Utilicen modelos de inversión actualizable y
recuperable rápidamente y si no los encuentran, a la caja todo. Busquen
lo necesario para vivir medio año sin VISA. Si sus escenarios de uso
son más largos afiance inversiones en Alemania o Francia, poco más. Si
su escenario es a muy largo plazo, compre gestión norteamericana no
ubicada en la costa Oeste. Compren “arroz” o platino. El oro no será
tan eficiente pero será un refugio cierto.
Como sabemos, esto no
es una crisis coyuntural, ni de etapa, es sistémica y nos pilla de
lleno a los españoles en una crisis doméstica. Tras cinco años nada
habrá cambiado, seguiremos en crisis, tras diez el modelo se estará
reconstruyendo en otro mucho más heterogéneo y basado en conceptos
ahora demasiado abstractos, pero en España, dentro de quince o veinte
años seguiremos soñando con aquella década prodigiosa de finales del XX
y principios del XXI. Detrás de este telón no hay ningún escenario. Hay
otro teatro, otro sistema, pero España no se está preparando ni por
asomo, sigue parcheando, de manera que todo será más largo, duro y
dramático. Busco casa de pueblo, alejada de todo, con buenas vistas, un
río cercano y conexión wifi, que hay que quiero presenciar a tiempo
real al derrumbe.
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